No me entusiasma eso de celebrar “el día mundial de…”, en especial en cuestiones vinculadas al medio ambiente, en las que es tan fácil pensar en ellas un día y olvidarlas los 364 restantes; por eso este tipo de celebraciones no suelen ir conmigo.
Pero el 26 de enero es diferente. Como cada año, desde 1975, se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, una jornada que sirve, entre otras cosas, para reivindicar la necesidad de cambiar el mundo para enfrentar la crisis ecosocial más intensa de la historia del planeta. Hoy es impensable una cambio social y ambiental de la dimensión y la velocidad que precisamos sin la intervención de la educación ambiental.
El Libro Blanco de la Educación Ambiental en España la define como “una corriente internacional de pensamiento y acción. Su meta es procurar cambios individuales y sociales que provoquen la mejora ambiental y un desarrollo sostenible.” Si bien es cierto que hoy día esta definición necesita una revisión y actualización (para la que propondría cambiar el término desarrollo sostenible por los Objetivos 2030 (ODS) ) definidos como el nuevo contrato social global. El libro blanco establece unos objetivos que siguen tan vigentes como en 1999, año de su publicación, y de ellos quisiera destacar dos que me parecen fundamentales en estos momentos: Apoyar el desarrollo de una ética que promueva la protección del medio ambiente desde una perspectiva de equidad y solidaridad, y yo añadiría necesariamente feminista y animalista, y ser un instrumento que favorezca modelos de conducta sostenibles en todos los ámbitos de la vida.
Pero no estamos en 1975, ni siquiera es el siglo XX, estamos en 2019 y la crisis sistémica planetaria evidencia que la educación ambiental se enfrenta a un enemigo muy poderoso y a pesar de los muchos cambios en los que la Educación Ambiental ha tenido un papel importante, hace falta mucho más, y cada vez queda menos tiempo.
Quiero reivindicar que la sensibilización, comunicación, participación y educación ambiental han contribuido a que los temas ambientales estén en las agendas políticas nacionales e internacionales y a incrementar el nivel de sensibilización ambiental y de conciencia de la población sobre la necesidad de actuar para resolver los problemas ambientales y sociales del planeta. La educación ambiental, también está presente en los currículos escolares, en organizaciones sociales y en empresas, donde se realizan desde actividades de voluntariado en el medio natural, hasta la realización de propuestas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de eventos.
Pero, ante todo, la educación ambiental somos sus profesionales, educadoras y educadores ambientales, así como personas que hacen voluntariado ambiental. Profesionales, en su mayoría mujeres, con un alto nivel de preparación, compromiso con su entorno y en muchos casos activistas sociales y ambientales, que hemos hecho de nuestra profesión una pasión y un modo de vida. Por el contrario, sufrimos un bajo reconocimiento profesional y social, un sector canalla y hostil que hace muy difícil afianzarse en la profesión y una innata incapacidad de crear masa crítica para reivindicar derechos y mejoras.
Sin embargo, al igual que muchas otras compañeras, vemos como una pequeña victoria personal y colectiva gestos ahora cotidianos, como cuando paseamos por una calle donde las bicicletas se imponen a los coches, cuando vemos un evento donde a todos los ponentes de la mesa ya no les ponen botellas de agua de plástico sino vasos y jarra de cristal, cuando alguien dice no a recibir una bolsa de plástico o pregunta por la fruta a granel o leemos que la empresa con la que contratamos un servicio logra y exhibe estándares medioambientales.
¿Qué nos queda? Mucho, de entrada, seguir promoviendo profundos cambios en la dirección de una transición hacia una sociedad más justa socialmente y equilibrada ecológicamente. Pero en ese camino hay muchas pequeñas batallas que librar y el tiempo se acaba. Por eso, hoy más que nunca, reivindico ¡Más y mejor educación ambiental!
Sera Huertas Alcalá
Educador ambiental
@reverdeconcausa
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