Castilla y León es la tercera comunidad autónoma de España a la cabeza de macrogranjas, con más de 631 explotaciones porcinas y avícolas, y con 81 más en trámite, según los datos facilitados por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. En enero de 2021 se registró un censo de casi cuatro millones y medio de cerdos en estas explotaciones, frente a las 2.394.918 personas censadas en la comunidad autónoma. Segovia es la provincia más afectada, con casi 1,2 millones de cerdos para 150.000 habitantes, que no corresponde en absoluto con el consumo de carne de sus habitantes.
Esta actividad supone una vida de encierro y explotación extrema para los millones de animales que pasan por estas instalaciones, así como un foco de contaminación del agua y aire altamente nocivo y perjudicial para la salud de las personas. En ese último año, se sacrificaron en España más de 910 millones de animales para consumo humano, lo que supone 1.700 animales cada minuto y más que toda la población de la Unión Europea. La producción total de carne aumentó un 16,2% entre 2016 y 2020 en nuestro país. Paralelamente, la Comisión Europea ha señalado a la ganadería como la principal responsable de la contaminación del agua ya que «es responsable del 81% de la aportación del nitrógeno agrícola a los sistemas acuáticos«.
Las macrogranjas son una amenaza para animales, personas y el medioambiente
El Ministerio para la Transición Ecológica ha detectado en Castilla y León 110 acuíferos afectados o en riesgo de estarlo por nitratos cuyo origen es la explotación económica de la cría de animales y de los campos. La mayoría de estas aguas subterráneas afectadas se encuentran en Burgos (33), Segovia (18), Valladolid (13) y Palencia (12). También existen 9 estaciones subterráneas afectadas por contaminación en Soria, 8 en Salamanca, 6 en Ávila, 5 en Zamora y una en León. Los nitratos derivados del uso masivo de fertilizantes sintéticos y de la ingente cantidad de excrementos generados por la ganadería industrial se filtran en el terreno envenenando la tierra y sus acuíferos.
Desde PACMA consideramos inadmisible que el gobierno de Castilla y León haya permitido esta situación tan ruinosa para su tierra y el medioambiente. Lamentamos que la Comisión Europea haya tenido que llevar a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por no haber tomado medidas suficientes contra la contaminación por nitratos. Es flagrante el incumplimiento de la Directiva 91/676/CEE sobre la protección de la calidad del agua tanto en aguas superficiales como subterránea de los niveles excesivos de nitratos, así como el segundo incumplimiento de la Directiva marco del agua 2000/60/CE que establece la protección de las aguas frente a las presiones agrícolas.
Pese a las advertencias, las administraciones siguen sin actuar
El gobierno de España recibió una carta de emplazamiento en noviembre de 2018 y un dictamen motivado en junio de 2020 en los que señalaba el incumplimiento por parte de España de las disposiciones de la Directiva sobre nitratos. Además, debería revisar y seguir designando zonas vulnerables a los nitratos en siete regiones, entre ellas Castilla y León. La Comisión considera que, hasta la fecha, los esfuerzos que han realizado las autoridades españolas han sido insatisfactorios e insuficientes. Las respuestas de los principales grupos políticos son una tremenda irresponsabilidad hacia la ciudadanía, en especial hacia los habitantes de las zonas rurales. Sin la colaboración necesaria de los partidos políticos en el gobierno, no hubiera sido posible la implantación de este tipo industrias altamente contaminantes en los últimos diez años. Una vez requerido por Bruselas, no se ha producido una respuesta eficaz que revierta este proceso, y, por tanto, hemos sido testigos de una completa inacción y desidia en la resolución de este grave problema. El gobierno de la comunidad autónoma ha desoído de forma intencionada las decenas de protestas y movilizaciones de las diferentes organizaciones y miles de vecinos y vecinas que luchan por proteger su entorno, su futuro y el de las próximas generaciones.
El informe de la Comisión europea también señala que la ganadería fue responsable de la emisión de 69,4 millones de toneladas de CO2 en España en 2019, con el sector porcino aglutinando el 50% de esas mismas. Siendo Castilla y León de nuevo la tercera comunidad que más contribuye al cambio climático a través de la producción cárnica, con un 30%, 12,1% y 10,5% de las emisiones totales, respectivamente. La situación de contaminación de la Comunidad de Castilla y León es crítica. La respuesta de gestión de los espacios rurales más despoblados de la España vaciada ha resultado en un plan de implantación de industria intensiva de cría y sacrificio de animales, condenando a los nuestros espacios rurales y entornos naturales.
Greenpeace ya alertaba en 2019 sobre la acción de un sector ganadero también responsable de parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. El 14,5% proceden de la ganadería y del transporte mundial. Otro dato alarmante es que el 80% de la deforestación mundial es resultado de la expansión agrícola cuyo destino es la alimentación de animales para el consumo humano.
La propuesta de una moratoria a la instalación de más macrogranjas o ampliación de las ya existentes es insuficiente. Queremos y exigimos una paralización total de cualquier industria que cosifique a los animales, atente contra su bienestar y contamine los espacios naturales. Nuestros esfuerzos políticos se centran en cambiar el actual modelo económico hacia un modelo diferente realmente sostenible que respete las diferentes especies de animales y sus ecosistemas, cuidando los entornos naturales en su uso. La comunidad autónoma de Castilla y León merece otra gestión completamente diferente ofreciendo a los habitantes de las zonas rurales opciones laborales y sociales autosuficientes y de futuro en base al cuidado de su patrimonio histórico, cultural y natural, preservando la salud de sus habitantes, la calidad del medioambiente.
He oído al ministro correspondiente decir en la radio lo que sigue:
El sector ganadero español es muy potente y el gobierno español le apoya.
Esto es un socialismo al revés: apoyar al fuerte, rico y malo, en vez de al débil, pobre y bueno. Pero no quiero meterme ahora a escarbar en el basurero político-ideológico español, porque ya sabemos lo que hay: populismo, demagogia, hipocresía, corrupción, rapiña, captura de los «representantes de los ciudadanos» por los grupos económicos de presión, etc.
Yo tenía entendido que la actividad gubernamental de fomento era para beneficiar a quien no tenía suficientes recursos, pero hacía una cosa de interés general. Y aquí sucede justo lo contrario, porque se beneficia a una mafia que ya se lucra masivamente, produciendo enormes daños al ambiente y al conjunto de la sociedad, encima con dinero público (subvenciones, exenciones, etc.). En definitiva, esto me parece como si fuera una especie de gran malversación, que vulnera lo dispuesto en el artículo 45.2 y 3 de la Constitución.
En las reacciones cavernícolas de los Partidos tradicionales (atacar a la persona, en vez de argumentar sobre el asunto), cuando hay algún postureo político del ministro de consumo, sobre la ganadería intensiva, intuimos los fuertes intereses económicos de la mafia correspondiente, que tiene cogido por los huevos a cualquier gobierno español, hipotecando su acción política y abortando cualquier cambio profundo en la materia.
De todas formas, en países con ciudadanías civilizadas y avanzadas (EEUU, Australia, etc.), se está desarrollando un gran movimiento científico y académico en torno a la sintiencia, que al final será social, político y mundial, en contra del especismo y a favor del veganismo. En los próximos años, seguramente vamos a asistir a la mayor revolución en la historia de la humanidad (por más que los poderes conservadores desvíen la atención de la gente, hacia el cacharreo tecnológico o hacia una virología que no quiere saber nada de la causa originaria de las pandemias). Por encima del ruido y el humo con que nos aturden los corruptos y los necios, al final son las grandes y buenas ideas, las que cambian para bien el destino de los individuos en este mundo. Y es por ello que os animo a participar activamente en la mejor de las revoluciones: la de liberar a tod@s del sufrimiento.
Eso es algo que esta a la orden del día. Y cuando se destapa, tienen que ser con nocturnidad , como si de delincuentes se tratara ,porque de otra manera con estas grandes mafias de la carne ,no se sabría nada. Son insaciables de dinero, y carecen de empatia hacia los animales. Para ellos, estos seres ,son objetos y mercancía. Se echa en falta una ley severa de verdad.