Respondemos a Juanma Moreno sobre sus últimas declaraciones sobre la caza en Andalucía, en las que afirma que «la caza no tiene colores políticos». La caza es, realmente, del color de quien la compre. Todos los partidos principales que concurren a las elecciones andaluzas, excepto PACMA, se posicionan con el 3% de los cazadores, en detrimento del 97% del resto de andaluces y a pesar de la pérdida de biodiversidad generada, en gran parte, por esta actividad en Andalucía.
Moreno afirma que «la caza está por encima de los intereses particulares», algo que reprochamos, ya que, realmente, los intereses particulares pretenden que no se destruya todo el entorno natural y aún así se está priorizando al sector respecto a la voluntad del resto de habitantes de Andalucía.
«Lo último que les importa a los grandes partidos es la caza, los cazadores, la naturaleza o el equilibrio de los ecosistemas», afirma nuestro presidente, Javier Luna. «Buscan la simpatía de un sector que, a pesar de minoritario, está muy arraigado en lo más profundo de una Andalucía que se niega a reconocer cuánto daño genera este lobby. Es una locura que, a sabiendas del destrozo medioambiental que produce la caza sigan existiendo quienes se vendan por votos a cambio de quedarse sin biodiversidad en su propia comunidad autónoma», apunta.
Las formaciones que apoyan la caza, a pesar de todo
El Partido Popular, en concordancia con las palabras de Juanma Moreno, ha desarrollado una buena parte de su programa electoral para el próximo 19J en base a la cinegética, apoyando incluso prácticas prohibidas por su gran crueldad, como el controvertido silvestrismo, que precisamente se dejó de permitir en España a causa de la importante pérdida de biodiversidad que conllevaba.
El PP determina que «apoyará institucionalmente los proyectos y campañas de difusión de la caza sostenible lanzadas desde la Federación Andaluza de Caza» y «garantizará y defenderá los derechos de los cazadores y pescadores en Andalucía, así como el ejercicio de la caza y la pesca en los lugares y espacios idóneos para ello», afirmaciones que nos resultan llamativas, pues si algo sobra en Andalucía son espacios dedicados al ejercicio de la caza: más del 90% del territorio andaluz es coto de caza privado o público, estadísticas limitantes para casi la totalidad de la población, que no ejerce esta actividad.
Por su parte, el PSOE mantiene su línea de búsqueda y mantenimiento de los votos de cazadores socialistas, asegurando que defenderán, «como siempre han hecho» las «tradiciones que forman parte de nuestro patrimonio cultural: el mundo del toro, del caballo, la caza y la pesca», con sus respectivas subvenciones de supervivencia.
El paupérrimo programa electoral de VOX, que ocupa menos de media página, tiene una sección propia en defensa de la caza, victimizando a los cazadores con la «criminalización del campo» con «medidas y leyes inspiradas en la Agenda 2030 y en el ecologismo radical». Prometen impulsar «de forma inmediata» el modelo económico del campo, apoyando la tauromaquia y las «ricas tradiciones» de los pueblos de Andalucía, defendiendo «la importancia de la caza como actividad cinegética, y todas las actividades amenazadas por los lobbies radicales con la falsa excusa del bienestar animal».
Incluso las formaciones declaradas «de izquierdas» apoyan, de algún modo, el mantenimiento de la caza como actividad a practicar en España.
Es el caso de Adelante Andalucía, que propone regular los modelos de caza no intensiva y facilitar la posibilidad de que todas las personas puedan salir al campo a pegar tiros si lo desean, al margen de su capacidad económica o diversidades. Algo que se conoce como «caza social«, que también parece apoyada por el partido «Por Andalucía«, que defiende, también, la regulación de la actividad de modo que se lleven a cabo controles poblacionales bajo «criterios científicos», incluso cuando la propia ciencia ha determinado que la caza es uno de los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad en el mundo.
A este respecto, ninguno de los partidos que promueve la caza ha recapacitado sobre la situación real de la misma en Andalucía, y emiten discursos vacíos para contentar a los cazadores con lo que quieren oír.
Lo cierto es que la caza muere, tanto en Andalucía como en el resto de España, algo que tumba cualquier argumento a favor de su capacidad de impulso económico o de enriquecimiento social. Nada más lejos de la realidad: el número de licencias ha bajado un 25% desde 2004 en esta comunidad autónoma, y la edad media del cazador se elevó de 42 a 52 años en la última década. Necesitan, por ello, un impulso económico que debe llegar por parte de las administraciones del mismo modo que ocurre con la tauromaquia.
La caza solo trae violencia, pérdida de biodiversidad, inversión de fondos públicos, vaciado, sacrificio de los recursos naturales y un retroceso más que palpable a nivel social. Solo PACMA defiende de verdad a los animales, el medio ambiente y a las personas.
Solo un pais de bárbaros puede llevar a cabo una política de aniquilación semejante. Hay soluciones antes que ANIQUILAR .Lleven esas especies a otras partes , subvenciones a los ganaderos.