Los de hoy somos herederos de una centenaria trayectoria de mujeres y hombres que intentaron barrer las sombras taurinas con la luz de la Razón, la Justicia y la Empatía. Esta es la idea que se te queda cuando acabas Pan y Toros.
En apenas 200 páginas el periodista y Doctor en Historia Juan Ignacio Codina pone la historia de la tauromaquia patas arriba. La cosa tiene su truco y es que no hablamos de un libro de opinión, sino de un trabajo divulgativo que concreta las ideas principales de la monumental tesis doctoral que Codina se trabajó durante cuatro años y concluyó con más de 1.200 páginas y 200 epígrafes. Creo que este asunto es fundamental porque lo habitual al hablar de la tauromaquia, a favor o en contra, es verter simples opiniones. No es el caso, aquí se recopilan las conclusiones de una investigación científica.
Uno de los objetivos del autor con este trabajo ha sido demostrar que la idea antitaurina es tan antigua como la propia tauromaquia. El principal descubrimiento en esta investigación es que no sólo es tan antigua, sino que ha sido forjada por algunas de las cabezas españolas más potentes de la historia: Quevedo, Alfonso X el Sabio, Isabel la Católica, Goya, Jovellanos, Godoy, Carolina Coronado, Carlos III, Carlos IV, Unamuno, Larra, Baroja, Ramón y Cajal, Joaquín Costa, Pardo Bazán, etc. etc. etc. Una lista sorprendente, ocultada, adrede, por los defensores de la tauromaquia, que siempre han morado en los principales estamentos políticos patrios.
Si apelamos a alguno de los siguientes cuatro argumentos contra la tauromaquia no se sorprenderá nadie: es maltrato animal, es nociva para la sociedad, genera una imagen terrible de nuestro país en el extranjero y en fin, vive del dinero público. Estos cuatro argumentos hoy día son indiscutibles, lo extraordinario y que Codina pone de relieve es que llevan vivos cientos de años. A lo largo de los siglos las mentes más lúcidas de este país han usado estos mismos argumentos en su totalidad o en parte para criticar la barbarie taurina.
¿Cómo es posible, entonces, que en pleno S. XXI siga viva esa salvajada?
La tesis de Codina descubre que los taurinos han desarrollado cuatro estrategias básicas de supervivencia contra el pensamiento antitaurino. Desarrolladas a lo largo del capítulo cuarto del libro son: taurinización, mitigación, negación y ridiculización del pensamiento anti taurino.
Contra ese ejército de lumbreras antitaurinos los toreros y compañía tenían poco que hacer excepto, 1) mentir, es decir, negar el antitaurinismo de autores como Goya, (taurinización) 2) lubricar la acometida intelectual contra ellos de escritores como Baroja, afirmando que no eran “tan” antitaurinos como parecía (mitigación), 3) negar la talla intelectual de estos antitaurinos (negación) y 4) en fin, cuando no quedaba otra, mofarse de ellos.
Vale, ahora sabemos cómo la tauromaquia ha sobrevivido todos estos años, pero… ¿Por qué?
La respuesta es justo la que da título al libro: Pan y Toros. La Tauromaquia ha sido un tradicional medio de control de masas, de ahí, tal vez, la fascinación del asunto para Ortega y Gasset. Esta idea, en realidad, no es nada nueva, el éxito de Codina al respecto radica en demostrarlo. Gracias a ese sangriento espectáculo las autoridades han podido manejar a su antojo al pueblo español. Codina nos regala una nutrida lista de escritores taurinos reconociendo el poder narcótico de la bestialidad taurina y las críticas, en consecuencia, por parte de todos aquellos autores que pensaban una España más libre, más actual, más acorde a su tiempo – todo lo contrario que exige la tauromaquia para perpetuarse-.
Esta sería la esencia de este libro genial. Pero ahí no lo deja el autor. Codina dedica todo un capítulo a demostrar que el mito de la españolidad taurina es falsa. Además de porque su origen no es español, porque la gran mayoría de los autores antitaturinos criticaban la tauromaquia desde un profundo sentir patriótico, precisamente, porque querían una España libre de barbarie, ajena a esa España negra y atrasada que se cuela aún en el siglo XXI y donde la tauromaquia se eleva como una de las causas fundamentales.
Y mucho más. Como todas esas mujeres que a lo largo de la historia han mostrado la normal repugnancia ante la barbarie taurina. Desde Isabel la Católica hasta Emilia Pardo Bazán, pasando por la conservadora y monárquica Cecilia Böhl de Faber… y es que, contra la idea tradicional y potenciada por la caverna taurina, el antitaurinismo es transversal, no “es de izquierda o derecha” y en ambas alas hay buenos ejemplos. No podía faltar un desagradable, pero necesario, capítulo sobre la propia tauromaquia y su historia, pero bien contrapesado con otro, interesantísimo, sobre la evolución del pensamiento antitaurino en el ámbito social. Ya no hablamos de autores individuales, sino de cómo la idea cala en los propios ciudadanos. En este punto se revelan datos sorprendentes, como ¡multitudinarias manifestaciones contra la tauromaquia a principios del S. XX!
En fin, desde nuestro punto de vista, estamos ante una de las obras históricas más importantes de las últimas décadas. Primero porque trata un tema poco investigado y segundo, porque es una obra que no debería faltar en la biblioteca de toda persona que se opone a la tauromaquia. Es un trabajo con un claro uso pragmático. La perfecta guía de referencia frente a las argucias y verborrea taurina. En este libro, que sin duda odiarán hasta la muerte los taurinos, se demuestra, objetivamente, lo que siempre hemos sospechado sobre la tauromaquia. Si a ello añadimos la sencillez en el lenguaje y la fina ironía que despliega el autor, la lectura es más que deliciosa.
Imprescindible lectura.
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Pan y toros, pan y caza etc, etc. ALgun dia se os acabara la tiranía de la sangre y el abuso.