Las imágenes difundidas el pasado viernes de un grupo de manifestantes en Lleida lanzando conejos vivos y muertos a las puertas del edificio de Servicios Territoriales de Agricultura en Lleida conmocionaron las redes sociales, y desde PACMA nos hicimos eco de inmediato del caso. Hoy, PACMA y Lex Ànima anunciamos que emprenderemos la vía penal contra las personas que llevaron a cabo estos hechos.
Podría haberse producido un presunto delito de maltrato animal con resultado de muerte, por lo que emprenderemos acciones legales con el fin de esclarecer los hechos y procurar que las personas responsables sean procesadas por el daño producido.
En las imágenes compartidas, que han dado la vuelta a España, se observa cómo los conejos son arrojados, algunos muertos y otros aún vivos, y terminan siendo pisoteados en el suelo por el tumulto de agricultores mientras que un agente de la policía local les advierte para que los rodeen, pero sus indicaciones parecen ser ignoradas. Algo que podría incluso suponer una posible omisión del deber de perseguir delitos respecto a los agentes que se encontraban presenciando los acontecimientos.
Desde PACMA y Lex Ànima lamentamos que los manifestantes no hayan encontrado otra forma más efectiva y humana de expresarse y que hayan cargado contra los animales una vez más.
Al borde de un desastre medioambiental
Los agricultores «exigen» a la administración permiso para usar redes nocturnas, cazar por la noche, gratuidad para practicar la cinegética mientras dure la supuesta plaga e incluso el uso de compuestos extremadamente tóxicos para los seres vivos como el fosfuro de aluminio.
Sin embargo, un informe técnico aportado por la asociación de juristas Lex Ánima sobre la situación de los conejos en los campos de cultivo de algunas zonas de Catalunya esclarece que las principales causas de esta sobrepoblación que está afectando a los cultivos están provocadas por la intervención humana: desaparición de depredadores naturales (principalmente rapaces, zorros y lobos; estos últimos piezas de gran valor para la caza mayor); concentración de alimentos (los campos de cultivo propician su reproducción facilitándoles el acceso a alimentos casi ilimitados); cambios en la gestión agrícola (eliminación de setos y matorrales que les proporcionan refugio); aumento de la superficie cultivada y reintroducción artificial de especies.
Por otra parte, en este mismo informe se advierte del desastre medioambiental que podría producirse si se autorizase el uso de un compuesto tan tóxico para la vida como el fosfuro de aluminio, que podría afectar no solo a los conejos, sino a toda la cadena trófica incluyendo plantas y seres humanos.
Según este informe, el fosfuro de aluminio es un biocida que se puede acumular en el terreno y las aguas subterráneas. Afecta a la respiración y el metabolismo de las células, causando la muerte del animal que lo ingiere o respira los gases que derivan de su contacto con la humedad.
Por ello, pedimos a los agricultores que analicen el problema de fondo y no solo las consecuencia de décadas de gestión negligente de la biodiversidad. Ni la caza, ni los venenos ni la violencia solucionan nada; muy al contrario, aumentan el conflicto.
0 comentarios