Desde que la Junta de Andalucía aprobó la declaración de las rehalas y las monterías como Bien de Interés Cultural, en PACMA nos pusimos a trabajar en las acciones legales necesarias para intentar impedirlo.

Hoy damos el primer paso: hemos recurrido esta declaración y continuaremos adelante hasta agotar todas las vías posibles para impedirlo.

Es inadmisible que estas prácticas, que suponen la persecución y muerte violenta de millones de animales y el abandono y maltrato de decenas de miles de perros al año, se reconozcan y protejan por parte del gobierno andaluz. Para llevar a cabo esta declaración, además, únicamente se contó con cerca del 6% de los municipios andaluces, en algunos de los cuales no hubo unanimidad en la votación, como hemos demostrado en nuestras alegaciones a la Junta.

La caza, una actividad violenta y peligrosa

La caza es una actividad violenta, cruel, que solo produce muertes y abandono, amenaza a nuestra biodiversidad y pone en peligro a todas la sociedad.

Prácticamente toda Andalucía es terreno de caza, pero, según estadísticas de la propia Junta de Andalucía, solo un 2,6% de las ciudadanas y ciudadanos andaluces practican esta actividad. Por tanto, es vergonzoso que las personas no podamos disfrutar de un medio ambiente sostenible y saludable (un derecho recogido en el Estatuto de Autonomía de esta comunidad) por culpa de quienes disfrutan matando animales, y que esto además quede legitimado y blindado ahora por parte de la Junta de Andalucía.

Millones de animales son acosados y perseguidos por el monte para terminar muriendo de forma violenta. Decenas de miles de perros se ven condenados cada año por culpa de la caza a una vida miserable y en muchas ocasiones a un fin violento. Viven en zulos, hacinados, hasta que su vida útil termina; entonces son desechados o abandonados de las formas más crueles.

Los rehaleros incumplen costantemente, además, la ley de protección animal andaluza, manteniendo a los perros en estas condiciones. Y esto es lo que el gobierno andaluz declara Bien de Interés Cultural.

Cazar no forma parte de la identidad de los andaluces y las andaluzas

Por si la muerte violenta y el maltrato de animales fuese poco, la caza es una actividad lucrativa, y las actividades que se consideren Bien de Interés Cultural deben tener finalidad cultural o sin ánimo de lucro, o una finalidad social, altruista, humanitaria, artística y comunitaria. Como es obvio, las rehalas y las monterías no cumplen con ninguna de estas condiciones, además de perpetuar la extrema crueldad y brutalidad de la caza.

Esta declaración se trata de una vulneración de los derechos de la ciudadanía andaluza, pues además no forma parte de la identidad de esta comunidad. Para entenderlo basta con señalar que las otras actividades declaradas Bienes de Interés Cultural de Andalucía son el Carnaval de Cádiz, los Fandangos de Huelva y la Escuela Bolera de Baile; tres manifestaciones artísticas cuya importancia y proyección internacional es destacable.

Es indignante que, habiendo quedado demostrado por parte de expertos en numerosas ocasiones que la caza amenaza a nuestra biodiversidad y es una actividad insostenible, las administraciones hagan oídos sordos y, en lugar de prohibirla de una vez por todas, la protejan aún más.

La ciudadanía andaluza no merece tener en su patrimonio cultural las rehalas y las monterías; no merece que se considere como parte de su identidad la persecución, la muerte violenta, el sufrimiento, el maltrato y las más terribles crueldades hacia los animales.

Por todo ello, esperamos que la Junta de Andalucía rectifique la declaración de las rehalas y las monterías como BIC y escuche a la ciudadanía andaluza. Continuaremos adelante con todos los pasos necesarios para conseguirlo.