El pasado jueves la COP26 de Glasgow dedicó la jornada a las renovables, bajo el título «Energía. Acelerando la transición global hacia la energía limpia«. No hay ninguna duda de que la crisis climática es la mayor amenaza a la que nos enfrentamos y de que el proceso de descarbonización debe acelerarse si queremos limitar el aumento de temperatura a 1,5-2ºC. Así pues, la energía eólica se muestra como una alternativa limpia y renovable, pero también causa un impacto en el medio ambiente y en los animales, algo que debe subsanarse para que sea una energía ética.
En diciembre de 2020 un grupo de 23 personalidades científicas españolas expertas en conservación de aves publicó una carta en la revista Science, alertando de que el actual proceso «acelerado y desordenado» de expansión de las energías solar y eólica en España «puede acabar produciendo daños irreversibles sobre la biodiversidad española«. Denunciaron, a su vez, que las plantas aerogeneradoras que consideran mal situadas provocan la muerte de 1.000 buitres y hasta 200.000 murciélagos al año.
Una trampa para los murciélagos
Juan Tomás Alcalde, presidente de la Asociación Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos (SECEMU), explicaba a la Agencia EFE en una entrevista en el mes de mayo que cada año mueren en España entre 100.000 y 200.000 murciélagos por las aspas de los aerogeneradores de los parques eólicos. Tomás Alcalde señalaba que muchos mueren al impactar con las aspas, cuyas puntas alcanzan los 200 km por hora; y muchos otros fallecen por «barotraumas», cambios bruscos de presión provocados por las mismas.
Pese a la realización de estudios de impacto ambiental de parques eólicos, el presidente de SECEMU indica que, de los 140 que han analizado el último año, menos de 10 mostraban estudios serios de murciélagos. Desde esta asociación alertan de que, debido a la baja tasa de reproducción de la especie, sobre una cría al año, es imposible reponer la mortalidad causada por los eólicos y la población está disminuyendo.
Con respecto a los murciélagos, ¿cómo hacer la energía eólica ética? Tomás Alcalde destaca la importancia de realizar correctamente los estudios de impacto ambiental, que «ahora son un desastre con mayúsculas«, y hacer un seguimiento real de la mortalidad derivada. Asegura, también, que es imprescindible aplicar medidas correctoras entre agosto y octubre, los meses de celo de los quirópteros, cuando más actividad muestran y cuando se produce entre el 85% y el 95% de las muertes.
Una amenaza para los buitres y otras aves
Según denunciaba Ecologistas en Acción en mayo de este año, en el parque eólico Cavar murieron en 8 meses 80 buitres, aunque la cifra real puede ser mucho mayor, ya que solo se contabilizaron los cadáveres encontrados. Pero los datos, refrendados por el Gobierno de Navarra, son mucho peores. También murieron por culpa de los eólicos un milano real, un milano negro, un águila calzada, 10 aves más pequeñas y 13 murciélagos. Sin embargo, no se tomaron medidas para prevenir futuras muertes, simplemente parecen no importar. Ni siquiera se reclamaron responsabilidades medioambientales por la muerte de aves en peligro de extinción o protegidas; Iberdrola cuenta con el respaldo de las administraciones.
Urge tomar medidas
Como ocurre con todas las problemáticas, es de vital importancia conocer el punto de partida para poder tomar decisiones. Uno de los reclamos de las asociaciones es que se garantice un seguimiento real y ajustado del impacto de los parques eólicos en la fauna silvestre. Durante un año, la Asociación Naturalista de Aragón (Ansar) y Amigos de la Tierra Aragón analizaron los datos de las empresas contratadas para medir la siniestralidad causada por la maquinaria eólica y la compararon con los avisos recibidos y los datos de la observación en campo. Apreciaron importantes diferencias entre el número de aves y murciélagos contabilizados como decesos en los informes oficiales y los que habían obtenido. Según los datos oficiales de Satel, la empresa contratada, en el parque eólico La Nava habían fallecido 17 aves y 27 murciélagos. Según los datos de Ansar y Amigos de la Tierra Aragón, la cifra alcanzaba las 44 aves y 59 murciélagos. No es una excepción, el descuadre de cifras es generalizado y son escandalosas.
El Gobierno de Aragón ha admitido la muerte de 919 aves de 69 especies distintas, varias protegidas, y de 341 murciélagos en los parques de energía eólica de la comunidad en los últimos cinco años. ¿Cuál será la cifra real?
Hay soluciones para prevenir este gravísimo ataque a la fauna silvestre. Ejemplos de ello son evitar la creación de parques eólicos en áreas de alta biodiversidad o paralizar las turbinas cuando se detecten altos niveles de mortalidad. Sin embargo, estas medidas requieren que las administraciones pongan el bienestar de los animales y la protección del entorno por encima de los intereses de las grandes empresas; y que dichas compañías millonarias reduzcan mínimamente sus ingresos para proteger el patrimonio natural. Para lograrlo es necesario un compromiso acérrimo, algo que no será posible sin la presión social que obligue a respetar la fauna y el medioambiente.
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