Esta semana se reúne en Agadir (Marruecos) la Comisión Ballenera Internacional en su encuentro anual para alcanzar un acuerdo sobre la caza de ballenas. La reunión de este año es importante, porque podría volver a permitirse legalmente la caza, prohibida hasta ahora, y pondría fin a la moratoria existente en la caza de ballenas desde 1986. Concretamente, la propuesta que hay sobre la mesa permitiría la caza a tres países: Japón, Noruega e Islandia, con un cupo de 400 ballenas al año para cada uno durante los primeros cinco años, y 200 ballenas a partir del sexto año. Además, la caza estaría controlada por barcos vigía que supervisarían las capturas.
La propuesta surge del intento de disminuir la caza de ballenas: a pesar de la moratoria, se sigue cazando. Japón reconoce haber cazado unas 950 ballenas anuales, a pesar de tenerlo prohibido y de tener a todo el resto del mundo en su contra. Lo que ahora se pretende es que, ya que se caza, se cace menos y estableciendo controles para asegurarlo.
Las posiciones ecologistas piden que se prohíba la caza de ballenas en los santuarios o reservas y que continúe la moratoria, argumentando que las ballenas están en peligro de extinción. Actualmente se estima que sólo quedan un millón de ballenas en nuestros océanos, una quinta parte de las que había antes de que comenzara su caza industrial. También se acusa a Japón de comprar votos de pequeños países a cambio de ayudas al desarrollo, y de que su pretendida caza “con fines científicos” es una tapadera para satisfacer la tradición nipona de consumo de carne de ballena.
Desde el PACMA pedimos el fin de la caza de ballenas, en las reservas o fuera de ellas, pero no porque estén en peligro de extinción. Recordamos que los japoneses con su consumo de carne de ballena no son peores que los occidentales consumiendo carne de vaca. Y que la caza de ballenas no es menos aceptable moralmente que la caza de corzos o de jabalíes. Por eso, desde PACMA pedimos el fin de cualquier tipo de caza sobre individuos animales vivos.
Las ballenas, como cualquier otro animal dotado de sistema nervioso, son capaces de sentir y disfrutar el mundo que les rodea. Son mamíferos complejos que establecen estructuras sociales incluyendo fuertes lazos afectivos entre ellos. Su caza es extremadamente cruel, mientras aún se encuentran vivas y agonizantes a bordo de la plataforma de un barco son desolladas y descuartizadas. La sangre que rebosa las plataformas de los balleneros es la sangre que mancha las manos de una sociedad humana incapaz de respetar a los hermosos individuos con los que comparte el planeta, ni en la tierra ni en el mar. Por esta razón pedimos a los países miembros de la Comisión Ballenera el respeto a la moratoria y el fin definitivo de toda la caza de ballenas con cualquier fin.
0 comentarios