En la Comunidad de Madrid los jabalís se están adentrando en núcleos urbanos de algunos municipios en busca de sustento y de agua, motivados por la sequía que afecta de manera contundente a toda la región.

Algunos ayuntamientos, como el de Torrelodones, han ordenado batidas porque consideran a estos animales una ‘plaga’. Antes de que esta medida letal se pusiera en marcha, nosotros nos dirigimos por escrito a este consistorio para proponer otras soluciones. De la misma forma, hemos presentado métodos de control poblacional no letales a la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid y a los ayuntamientos de Galapagar, Las Rozas y Hoyo de Manzanares.

Hemos demandado la paralización de cualquier batida de jabalíes que esté en marcha, o que se vaya a poner en marcha en los próximos días, con el objetivo de que se pueda implementar un proyecto de control ético de las poblaciones de animales.

Entre los métodos éticos que recomendamos como alternativa a la caza, está la aplicación del método CES (captura, esterilización y suelta). Teniendo en cuenta que la caza no se puede realizar en poblado y que hay que capturar a los animales para llevarlos a su hábitat natural, aconsejamos aprovechar ese traslado para administrar anticonceptivos, tanto a las hembras como a los machos capturados. Con ello, se reducirá el número de nacimientos y los problemas de dispersión de la especie en épocas de cría y de territorialidad.

Existe, además, la posibilidad de utilizar métodos preventivos como repelentes, olfativos o de ultrasonidos, que eviten el paso de jabalíes a las zonas urbanas. O incluso la instalación de cebaderos-abrevadores en parajes apartados de las zonas habitadas, para que acudan allí los jabalíes cuando no tengan agua para sobrevivir en sus entornos naturales.

Hay también otros métodos experimentales que se están implementando ya este año en municipios catalanes, que consisten en inyectar una vacuna que fomenta tanto el descenso de la función reproductora como de las necesidades nutritivas tras suspender el ciclo de cría.

Diversos estudios (como el publicado por Andreas R. Richter and Ronald F. Labisky en The Journal of Wildlife Management) han demostrado que la caza de animales no reduce su número, sino que las propias especies aumentan su ratio de embarazos para mantener las especies estables. Es decir, que la caza no es la solución a un problema que hay que afrontar desde su raíz, intentando mitigar en lo posible los efectos del cambio climático en la forma de vida de los animales.

Entendemos que la matanza de animales para el control poblacional carece de ética, resulta inútil, es perjudicial para los propios animales y va en contra de los convenios internacionales y de la normativa de la Unión Europea, tanto en materia de protección del medio ambiente, como de la defensa de los derechos de los animales.