Tras la polémica mascletá del pasado 18 de febrero realizada en una zona renaturalizada de Madrid Río y en la que se emplearon más de 300 kilos de pólvora, desde el Partido Animalista PACMA hemos propuesto al Ministerio de Transición Ecológica que impulse una reforma urgente de la Ley 21/2013 de evaluación ambiental, de manera que los espectáculos con artificios pirotécnicos cuyo NEC sea superior a 100 kilogramos —o a 50 kilogramos si se trata de artículos pirotécnicos de categoría P2— deban ser sometidos a evaluación de impacto ambiental simplificada.
Lo hemos hecho a través de un escrito enviado este martes a Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Marta Gómez, directora general de Calidad y Evaluación Ambiental, y Eva María Blanco, subdirectora.
En el escrito citamos un reciente estudio del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC que revela que los espectáculos pirotécnicos generan picos de contaminación por partículas y diversos gases nocivos, lo que, para nosotros, exige una reconsideración urgente sobre su utilización para evitar daños ambientales graves.
Consideramos que la legislación es tremendamente permisiva y laxa, ya que ni el hecho de que el entorno del río Manzanares haya sido recientemente renaturalizado, ni de que esté rodeado de espacios verdes ricos en biodiversidad en el que están registradas decenas de especies de aves (muchas incluidas en el LESPRE y algunas catalogadas como amenazadas), ni de que se encuentre situado a escasos 8 kilómetros de la Zona de Especial Protección para las Aves de Monte de El Pardo, ni de que la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad establezca como infracción la perturbación de especies de aves en las épocas de reproducción y crianza, ha supuesto que desde el Gobierno autonómico, ni desde el Estatal, se haya impedido la celebración de lo que calificamos como un despropósito.
A nuestro entender, la legislación actual, como el Reglamento de artículos pirotécnicos o la Ley de evaluación ambiental, carece de medidas suficientes para evaluar el impacto ambiental de estos eventos, aunque sí se contempla la evaluación sobre los lugares en los que se pretenden instalar talleres para la fabricación de artificios pirotécnicos o talleres para la preparación de los espectáculos pirotécnicos, inexplicablemente no es obligatoria la evaluación del impacto ambiental sobre los lugares en los se prevé realizar esos mismos espectáculos.
La organización SEO/Birdlife, que ha realizado un estudio de campo posterior a la celebración de la mascletá, afirma que, tras la limpieza realizada por el Ayuntamiento, se han encontrado multitud de restos pirotécnicos, plásticos, cartones y demás desechos que también habrían caído al agua del río.
Por ello, consideramos indispensable que, mientras la pirotecnia con sonido sea legal, se establezcan las medidas administrativas oportunas para asegurar que, en futuros eventos de la misma índole, tanto la fauna como la flora sean debidamente protegidos.
Igual que no sirve para nadar poner un ejemplar de la Constitución dentro de una pocilga, tampoco sirven las leyes, ni las declaraciones de protección, ni las zonas protegidas (mirad cómo está Doñana), en un país de déspotas y clero, sostenidos por esa chusma de siempre, que hace dos siglos gritaba «Vivan las cadenas» ante el tirano Fernando VII o que ahora mantiene como amos: a un sucesor de aquel Borbón y a un mafioso Puigdemont, residente en Waterloo, pero con cacique delegado en Madrid.