El pasado jueves, 28 de octubre, el equipo de Refugio Animalea, en Villamalea (Albacete) recibió un aviso de dos perros que vagaban por el municipio. Cuando llegaron al lugar, el corazón les dio un vuelco al reconocer a Emir y Kayla, dos de los animales bajo su custodia, que deberían estar dentro de las instalaciones. Al regresar con ellos, sanos y salvos, al refugio se toparon con un terrible acto delictivo: alguna persona desalmada había destrozado todo el vallado de las instalaciones con unas tijeras de podar y se había llevado la caseta de emergencia, que servía de refugio a los animales que son cruelmente arrojados al interior del recinto para abandonarlos sin dar la cara.
Por supuesto, han denunciado los hechos ante la Guardia Civil, pero es solo un ejemplo más del desamparo que sufren las asociaciones protectoras.
Las administraciones deben proteger a las protectoras
Lamentablemente, lo sucedido en el Refugio Animalea no es un hecho aislado. Cada día, las protectoras sufren ataques, enfrentamientos, abandonan a animales en su puerta o, incluso peor, lanzándolos por encima de las vallas… Y siguen en pie gracias a su fuerza de voluntad, las donaciones, las casas de acogida y la incansable dedicación del voluntariado. Se desviven cada día por los animales que dependen de ellas.
Por desgracia, las administraciones suelen desentenderse de los animales sin hogar. Muchos ayuntamientos ni siquiera cuentan con una protectora o una empresa encargada de recoger a los animales abandonados, aunque la ley lo impere. Por ello resulta incongruente que, cuando un grupo de personas empáticas se ofrece para realizar el trabajo que le correspondería al ayuntamiento, de una manera totalmente altruista, no hagan todo lo posible por respaldar y facilitar su labor. Los ayuntamientos deben ayudar a las protectoras, ofreciendo lo poco que reclaman para garantizar que puedan realizar su trabajo desinteresado de una manera segura.
Ahora, el equipo del Refugio Animalea se siente vulnerable, no por su seguridad personal, sino por la de los animales que rescatan y cuidan con toda su entrega y cariño. ¿Será este horrible incidente suficiente para que el Ayuntamiento de Villamalea les ceda un lugar seguro en el que instalarse? Si tienen un ápice de empatía, así debería ser y de manera urgente, antes de que sufran un nuevo ataque con consecuencias y pérdidas irreparables.
Sobra decir que esperamos que las autoridades realicen un trabajo ejemplar e identifiquen y detengan a la persona que ha perpetrado este deleznable ataque al hogar temporal de tantos animales; perros y gatos que llevan a sus espaldas horribles historias de abandono y maltrato y merecen tener su seguridad garantizada.
Desde Uruguay, y desde PARTIDO VERDE ANIMALISTA compartimos todas y cada una de las palabras publicadas. GRACIAS !!!!
Pasa el tiempo ,y continuamos como siempre. Los políticos que no legislan porque les llega la empatia al tacón de los zapatos ,y mucha gente, que no está capacitada ni para cuidar de un cactus.