La Facultad de Ciencias Biológicas de la Universitat de València aprobó en junta el pasado 25 de marzo una declaración en contra de las corridas de toros, a raíz de las intenciones de la Generalitat Valenciana de declarar la tauromaquia Bien de Interés Cultural.
Esta declaración apela a criterios éticos y científicos para expresar su total rechazo a la tauromaquia y otros espectáculos donde se maltrate animales. Plantea, entre otras cuestiones, el problema fundamental de «nuestra relación con otros seres vivos y en especial con los animales no humanos». Es fundamental, sobre todo, porque la investigación de las últimas décadas apunta a «una continuidad evolutiva entre el hombre y los restantes animales mucho mayor de lo que sugería la concepción tradicional dominante en nuestra cultura. Una concepción basada en la creencia de la discontinuidad radical, incluso la contraposición, entre el ser humano y el resto de los animales».
Desde el PACMA aplaudimos la iniciativa: es necesario, si reconocemos que todos los animales sufren y sienten, que son nuestros parientes evolutivos, acabar de una vez con la excepción cultural que permite la tortura de algunos en aras de una supuesta tradición. Es especialmente significativo que esta declaración salga de una universidad, espacio de progreso y conocimiento que Fernando VII, el Rey Felón, contrapuso a esa España embrutecida al cerrar las universidades y abrir las primeras escuelas de tauromaquia.
Para ilustrar la semejanza entre el sistema nervioso de animales no humanos y humanos, se recurre en esta declaración al ejemplo de la experimentación con animales: se experimenta en ellos porque son parecidos a nosotros. Nos hubiera gustado que no se soslayara aquí el dilema ético que con tanta valentía se afronta cuando se habla de las corridas de toros y se hubiera aprovechado este espacio para sugerir la implementación de técnicas ya probadas de modelos experimentales no basados en animales, así como la investigación y desarrollo de otros nuevos.
Como muy bien se señala en esta declaración de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de València, los nuevos conocimientos científicos nos llevan a plantearnos nuevos problemas éticos. Nuestra estrecha semejanza con los animales no humanos nos lleva, indefectiblemente, a abandonar el antropocentrismo en favor de un nuevo paradigma. Los partidos animalistas que hoy florecen en Europa, entre ellos el PACMA, son y pretenden ser el instrumento político que vertebre ese cambio desde dentro de las instituciones, el instrumento democrático que dé voz a esa ciudadanía preocupada por un mundo más justo para todos.
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