El pasado viernes 6 de mayo, el Ayuntamiento de Tordesillas aprobó la nueva Ordenanza del Torneo del Toro de la Vega, desestimando las 24 alegaciones presentadas por 24 colectivos y aprobando, por unanimidad, la celebración del torneo con un nuevo sistema de divisas. Desde PACMA presentamos al Ayuntamiento 20 páginas de alegaciones basadas en irregularidades encontradas en la Ordenanza, y ahora, todo queda en manos de la Junta de Castilla y León, ya que esta debe dar su conformidad a la nueva regulación.
«El Decreto-Ley de 2016 establecía que, una vez aprobada la adaptación de las bases reguladoras, los Ayuntamientos debían enviarla a la Junta para que ésta diera su conformidad a la misma. En previsión de que el Ayuntamiento de Tordesillas iba a ignorar las alegaciones presentadas, desde PACMA nos adelantamos y ya presentamos un escrito ante la Junta señalando todos los motivos que hacen jurídicamente inviable otorgar esa requerida conformidad», explican desde nuestra área jurídica.
Los ediles tordesillanos aprobaron por unanimidad volver a celebrar, después de un largo parón (desde 2016) una de las fiestas más polémicas y crueles de todo el panorama nacional, objeto de críticas nacionales e internacionales desde que se tiene constancia y documentación audiovisual.
El Toro de la Vega carecería de la consideración de espectáculo taurino tradicional
Ya advertimos sobre la falta de continuidad y rigor histórico del espectáculo; según la normativa «se entiende, por espectáculos taurinos tradicionales, aquellos festejos populares con reses de lidia cuya celebración arraigada socialmente se venga realizando en la localidad de forma continuada desde tiempos inmemoriales, que son los que pueden acreditar una antigüedad de, al menos, doscientos años».
El conocido torneo “carecería de esa continuidad exigida”, ha declarado Eva Ramos, nuestra asesora jurídica. No se ha celebrado, que haya constancia, al menos, en dos periodos históricos (de 1966 a 1969 y de 2016 a la actualidad).
Además, también carecería del carácter inmemorial que se le había considerado, puesto que el festejo tradicional conocido como “Toro de la Vega” no consistía en un “torneo” en el que se alanceara a los toros, sino que se trataba de despeñar a los animales por una vertiente que daba al río Duero. El denominado como “Torneo del Toro de la Vega” se trataría de un espectáculo con un desarrollo y desenlace diferentes; un festejo más reciente y moderno, por lo que no debería haber sido considerado espectáculo taurino tradicional.
Por otro lado, la modificación aprobada ahora por el Ayuntamiento comprende tantos y tan sustanciales cambios que no realiza una adaptación de la anterior Ordenanza, que era lo que permitía Decreto-Ley de 2016, sino la regulación de un festejo diferente y nuevo.
El Ayuntamiento de Tordesillas, por su lado, ha afirmado que la nueva Ordenanza hace del Torneo «una celebración reglada y sin muerte del astado» y sobre las divisas y las alegaciones sobre su uso ha matizado que tendrán un punzón o un doble arpón de una longitud máxima de 80 milímetros, de los que 30, como máximo, serán destinados al elemento punzante, que tendrá una anchura máxima de 16 milímetros que son las mismas que se autorizan en las corridas de toros, novilladas con picadores y festejos mixtos, reguladas en el Reglamento General Taurino de Castilla y León.
Veterinarios expertos, como los de la Asociación AVATMA, han advertido que estos elementos podrían provocar a los animales «heridas y trayectos de hasta 12 centímetros de profundidad», y que, por la ubicación en que se reglamenta que deben ir clavados y la dificultad que supondría su colocación, «se corre un alto riesgo de que puedan afectar a la zona torácica del animal, traspasar la pared muscular que cubre su tórax y provocar lo que se conoce como neumotórax».
Así, hemos advertido a la Junta de Castilla y León de que las heridas y trayectos podrían ser aún más profundos, puesto que la longitud prevista de 30 milímetros para el elemento punzante, de los dobles arpones o punzones, es mayor que la de 26 milímetros permitidos para el elemento punzante de las puyas en el Reglamento General Taurino de Castilla y León, y, la Ordenanza no prevé para estas divisas, como sí prevé el Reglamento para las puyas, que estén provistas en su base de un tope de forma cónica, terminado en una cruceta fija de acero, que es lo que evita que la garrocha de los picadores se clave a mayor profundidad en los toros durante las corridas.
En cualquier caso, como han apuntado los veterinarios, heridas con trayectos de 12 centímetros de profundidad serían suficientes para provocar al toro un neumotórax, que es una afección potencialmente mortal, por lo que la regulación aprobada por el Ayuntamiento de Tordesillas sería contraria a lo previsto en el Decreto-ley de 2016, que prohíbe la muerte de las reses de lidia en presencia del público en los espectáculos taurinos populares y tradicionales.
Por todo esto, la Junta de Castilla y León, entre otros muchos motivos alegados, no podría dar su conformidad, y así esperamos que suceda. Si la barbarie del Toro de la Vega regresa a Tordesillas, volveremos a las calles.
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